30/11/12

El asesinato del profesor de música - Pág. 99


Sierra i Fabra, Jordi. El asesinato del profesor de música. Madrid: Anaya, 2011. ISBN 978-84-667-9491-6.

      -         ¿Y si aparece el mensajero? –vaciló Irene.
Esperaron unos pocos segundos.
      -         Aquí hay algo que se nos escapa –reflexionó la chica.
      -         Eso que ponía al final –Berto sacó la hoja de papel con las últimas indicaciones que se había guardado en el bolsillo–. «No os pinchéis».
      -         ¿Pincharnos, cómo? –arrugó la cara Antonio.
Irene miraba el solar.
Las plantas salvajes, enredaderas, arbustos…
Zarzas
-         ¡Zarzas! –les hizo ver.
Entraron en el solar. No era muy grande, pero tampoco pequeño. Y encima la vegetación no facilitaba su despliegue ni la búsqueda del hipotético sobre.
Fue Antonio el que lo encontró, casi al final.
-         ¡Aquí!
Fueron hacia él. El sobre estaba muy bien oculto en mitad de una zarza espesísima. Imposible meter la mano sin pincharse. Iban a echar a suertes a quién le tocaba el marrón cuando Berto tuvo una idea.
-         Esperad –les dijo.
Se apartó de su lado, buscó por el suelo y se agachó dos veces para recoger sendas ramas secas. Regresó con ellas y las introdujo en la espesura de la zarza. Le costó nueve intentos sacar el dichoso sobre, que cuando no se le escurría de entre los palos se le quedaba atrapado entre dos pinchos. Por fin logró su objetivo y Antonio se hizo con la misiva del artífice de todo aquello.



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