24/02/12

Sé lo que estás pensando - Pág. 99

"Hardwick asintió, pero su atención había vuelto a la colección de amenazas en forma de poema extendida sobre la mesa.
—Bonita caligrafía —dijo, arrugando el rostro en una mueca de desagrado—.¿Qué te parece, Dave? ¿Crees que quizá tengamos una monja homicida entre manos?
Al cabo de medio minuto, los técnicos aparecieron en la sala de reuniones con sus bolsas de pruebas, un portátil y una impresora de código de barras para hacerse cargo de todos los elementos temporalmente dispuestos sobre la mesa y etiquetarlos. Hardwick solicitó que se hicieran fotocopias de cada uno de los elementos antes de que los enviaran al laboratorio de Albany para llevar a cabo una inspección de huellas y análisis de caligrafía, papel y tinta, con especial atención a la nota dejada sobre el cadáver.
Gurney se mantuvo en un discreto segundo plano, observando a Hardwick en acción en su papel de supervisor de la escena del crimen. La forma en que un caso se resolvía al cabo de meses, o incluso años, dependía de lo bien que el tipo al mando de la escena hacía su trabajo en las primeras horas del proceso. En opinión de Gurney, Hardwick estaba realizando un excelente trabajo. Lo observó debatiendo sobre la documentación de las imágenes y localizaciones del fotógrafo para asegurarse de que todas las zonas relevantes de la propiedad se habían cubierto, incluidas partes clave del perímetro, entradas y salidas, todas las huellas de pisadas e indicios físicos visibles (silla plegable, colillas, botella rota), el cuerpo mismo in situ y la nieve empapada de sangre que lo rodeaba.
Hardwick también pidió al fotógrafo que encargara fotos aéreas del conjunto de la propiedad y de su entorno; no era una parte normal del proceso, pero, dadas las circunstancias, particularmente el conjunto de huellas que no conducían a ninguna parte, tenía sentido.
Además, Hardwick departió con los dos detectives más jóvenes para cerciorarse de que habían llevado a cabo los interrogatorios que les había asignado.
Se reunió con el jefe técnico para revisar la lista de recolección de pruebas, luego dispuso que uno de sus detectives se encargara de que llevaran un perro a la escena a la mañana siguiente, lo cual para Gurney era una señal de que el problema de las pisadas estaba muy presente en la mente de Hardwick. Por último, examinó el registro de entrada y salida de la escena del crimen realizado por el agente apostado en la puerta principal para asegurarse de que no había personal inapropiado en el interior del perímetro. Tras observar que Hardwick asimilaba y evaluaba, priorizaba y dirigía, Gurney concluyó que todavía era tan competente bajo presión como lo había sido durante su anterior colaboración.

A las cuatro y cuarto, Hardwick le soltó:
—Ha sido un día largo, y ni siquiera cobras. ¿Por qué no te vas a tu casa de campo? Luego, como si de una reacción tardía se tratara, como si una idea le hubiera tendido una emboscada, dijo: Me refiero a que no te estamos pagando."

VERDON, John: Sé lo que estás pensando. Barcelona: Roca Editorial, 2010. ISBN 9788499181363.




Ningún comentario: