Artigo de Alberto L. Martínez
Mucho se ha hablado sobre los eBooks en los últimos tiempos, un tema todavía candente hoy en día. En sus orígenes el tema de debate era su inminente llegada, que posteriormente dio paso a múltiples especulaciones sobre su aceptación entre los lectores frente al libro impreso, con sus inevitables pros y contras. Ahora que esta nueva forma de lectura es ya una realidad, surgen mejoras técnicas y numerosas iniciativas de las que es protagonista, y visto que su uso ha comenzado a extenderse entre la población, ha llegado el momento de recapitular todo lo que sabemos y desconocemos. ¿Estás preparado para adentrarte en la realidad de los libros electrónicos, tiramillote?
■ Un aparatejo llamado eBook: ¿ese gran desconocido?
Mucho se ha hablado sobre los eBooks en los últimos tiempos, un tema todavía candente hoy en día. En sus orígenes el tema de debate era su inminente llegada, que posteriormente dio paso a múltiples especulaciones sobre su aceptación entre los lectores frente al libro impreso, con sus inevitables pros y contras. Ahora que esta nueva forma de lectura es ya una realidad, surgen mejoras técnicas y numerosas iniciativas de las que es protagonista, y visto que su uso ha comenzado a extenderse entre la población, ha llegado el momento de recapitular todo lo que sabemos y desconocemos. ¿Estás preparado para adentrarte en la realidad de los libros electrónicos, tiramillote?
■ Un aparatejo llamado eBook: ¿ese gran desconocido?
Tal vez la primera apreciación que debamos hacer es la diferencia entre e-books y e-readers. Canónicamente los primeros serían los archivos que leeríamos valiéndonos de los segundos, es decir, de los e-readers, nuestros lectores electrónicos. No obstante, se ha extendido hasta tal punto el uso de la palabra ‘e-book’ para referirnos también al dispositivo que incluso las tiendas que los comercializan los llaman de este modo.

Algunos modelos cuentan con una característica muy intersante: sus pantallas son táctiles, hecho que nos permite desplazarnos por sus distintos menús o incluso escribir en el documento que tenemos delante con la sola ayuda de lápices sensibles. Podemos anotar ideas o comentarios en los márgenes, subrayar algunas frases que nos llamen la atención y dibujar sin temor a dañar para siempre el documento, algo que no sucedía con los libros impresos. Esta peculiaridad que ofrecen algunos modelos resulta especialmente atractiva para estudiantes que quieran modificar sus apuntes o profesionales del sector de los libros, como lectores editoriales, correctores o editores.
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