Del poeta Jorge Riechmann y su libro Resistencia de materiales. Ensayos sobre el mundo y la poesía y el mundo.
1. Lee, lee, lee. Lee mil líneas por cada una que tú escribes. Y luego lee aún más. Muchísima gente escribesin saber leer. "En la azotea conversable/ con riesgo de tu vida/ lees la Biblia", escribía José Lezama Lima. Esa es la aventura más verdadera, íntima y prodigiosa: leer el Cantar de los Cantares o a Franz Kafka, en la conversable azotea expuesta al cielo, con riesgo de la vida. La poesía no es un trabajo, es un regalo. El más serio trabajo del poeta es vivir.
2. Leer poesía es el mejor estímulo para escribir poesía. De la insatisfacción ante la palabra del otro surge la necesidad de nuestra palabra más propia. Ante aquellos nutrientes levemente inadecuados, la tarea de cultivar el alimento de nuestra hambre.
3. Casi siempre que pienso en la selección de lecturas, me viene a la cabeza la misma imagen: vacas o cabras pastando al aire libre. La intuición de estos rumiantes, parece, es casi infalible: localizan exactamente la verdura que necesitan para mantenerse en buena salud y desdeñan lo demás. Igual nosotros: con libertad suficiente, daremos siempre con los poemas, la narración, el ensayo que nos hacen falta para nutrirnos o curarnos en ese momento. Pasta tus lecturas, pástalas apasionada y libremente. Come lo que te pida el cuerpo.
4. Leer, ver, escuchar, sin preocuparse demasiado por comprender. Primero, porque en general interpretamos y comprendemos demasiado: más problemas surgen por sobreinterpretación y exceso de comprensión que por defecto. En segundo lugar, porque las puertas hoy cerradas a cal y canto se abren fácilmente cuando llega su momento, dentro de siete días o de siete años.
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6. Búscate un círculo de amigos de tu edad, compañeros letraheridos —emplearemos el imprescindible catalanismo— con quienes compartir lectura y escritura. Matar al padre a los catorce años es comprensible; a los cuarenta resulta patético. Disfruta de las aventuras colectivas sabiendo que en los senderos decisivos siempre te encontrarás solo.
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8. Aprende idiomas. Eso me parece fundamental para un escritor jove: abre horizontes, y quita mucho pelo de la dehesa poseer en su lengua original al menos otra gran literatura a la escrita en la lengua materna de uno.
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16. Intenta no repetir lo que otro ha dicho; pero no te agobies por esa cuestión, pues te encontrarás una y otra vez descubriendo que tu pensamiento ha sido antes pensado por otro. Julio Cortázar solía decir que es verdad que todo ha sido dicho ya; pero como nadie escuchaba, hay que repetirlo otra vez. O José Martí: "Todo está dicho ya; pero las cosas, cada vez que son sinceras, son nuevas. Confirmar es crear. Lo que hace crecer el mundo no es descubrir cómo está hecho, sino el esfuerzo de cada uno por descubrirlo".
Lee el resto del texto en este enlace de Google Books.
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